En Medina del Campo, regado por el rio Zapardiel, afluente del Duero se desarrolla el proyecto “LAS CARABALLAS”.
Mientras el río nos lleva suavemente entre viñedos y paisajes de ensueño, nos adentramos en la región de Rueda, donde los vinos blancos brillan con una frescura y elegancia incomparables. Aquí, en la tercera parada de nuestra cata, nos deleitamos con un Verdejo joven y vibrante, con su color amarillo pálido y aromas a cítricos, hierbas frescas y flores blancas, que dan paso a una explosión de sabores a manzana verde, pera y un toque mineral que refleja la pureza del suelo.
Caraballas Verdejo Ecológico: Equilibrio Natural
Una de las decisiones más importantes tomadas en Las Caraballas fue apostar desde el principio por un proyecto sostenible basado en el equilibrio natural, de tal manera que todo el cultivo de la uva de nuestra finca estuviese acogida y certificada en cultivo ecológico.
La restitución de la fertilidad a la tierra se hace con abonos naturales y se procura respetar y seguir los ciclos del cultivo en combinación con los de la naturaleza.
Como meta nos hemos fijado el mantenimiento y desarrollo de la biodiversidad, la no degradación y mantenimiento del suelo y la no contaminación de los acuíferos, en definitiva, evitar la erosión, ahorro de energía y no emisión de gases contaminantes.
Con estas premisas se persigue el aumento de la biodiversidad tanto de insectos benéficos para la lucha contra las plagas, como el de microrganismos en el suelo así como el aumento de la población de las levaduras que se traducirá en una expresión más fiel y auténtica del vino en la copa.
Una vez llegada la uva a la bodega, la filosofía sigue siendo la misma: mínima intervención y un uso de productos naturales, combinado, eso sí, con las más modernas técnicas enológicas para conseguir una delicada expresión frutal.
Continuamos nuestro recorrido por las altas tierras de la meseta española, donde las uvas son acariciadas por el sol ardiente y nutridas por la rica tierra roja.
Aquí, en la región de Ribera del Duero, los vinos tintos de cuerpo completo se alzan como monumentos a la pasión y el trabajo arduo de generaciones de viticultores.
“BARDOS Viñedos de Altura” D.O. RIBERA DEL DUERO”
Los Páramos de Burgos y Soria son las regiones más sorprendentes y a su vez desconocidas de Ribera.
Dos planicies a casi mil metros de altitud, en las que solo los más valientes saben trabajar la tierra en condiciones extremas durante todo el año.
Un lugar donde el frío encoge los huesos, el viento corta la carne y el sol abrasa la piel.
Los Páramos nos hablan del sudor, el miedo y la fortaleza de las personas que cultivan una tierra donde se encuentra la uva más deseada de toda la denominación.
Viñedos extremos en Soria, entre las localidades de Alcubilla y Villálvaro, de gran tradición vitivinícola.
Situadas a más de 950 metros de altitud, estas parcelas se enclavan en la cabecera del Duero, muy cerca del Urbión, pico que ejerce gran influencia en la climatología de la zona.
Plantadas sobre suelos arenosos y de gravas finas que se apoyan sobre arcillas férricas, son cepas viejas de escasa producción, rodeadas de zonas boscosas llenas de encinas, sabinas y robles.
Crianza de 12 meses en recipientes de roble de distintos tamaños, desde barricas de 225 litros a bocoyes (600 litros) y tinas de gran capacidad.
D.O. TORO”
Mientras seguimos el curso del río Duero en nuestra cata vinícola, llegamos a un lugar especial y lleno de historia: La región vinícola de Toro, donde las vides se aferran a las orillas del río y sus alrededores con tenacidad, produciendo vinos robustos y llenos de carácter.
Toro, con su legado vitivinícola que se remonta a siglos atrás, es una parada imprescindible en nuestro viaje.
Aquí, entre las tierras castellanas bañadas por el sol, los viñedos se extienden como un manto verde y dorado, alimentados por la tierra arcillosa y el clima extremo que caracteriza a esta región.
En esta cuenca del Duero, los vinos de Toro se distinguen por su intensidad y estructura, reflejando la fuerza y la pasión de quienes los cultivan.
“LA JEFA”
Vino blanco “de guarda”
Variedades: Malvasía y otras variedades.
Viñedo: En Toro existen muy pocas las parcelas donde predomine la uva blanca, por eso La Jefa proviene de una selección de multitud de cepas blancas que se encuentran en viñedos viejos (desde 50 hasta 150 años), entre las mayoritarias uvas tintas.
Se asientan sobre terrenos pobres, en suelos arenosos con alto componente pedregoso granítico y son cultivados de forma natural como marca la tradición toresana.
Elaboración: Elaboración de mínima intervención. Maceración con las pieles durante 4 horas, prensado suave y desfangado estático. Fermentación espontánea con levaduras autóctonas en barricas nuevas de roble francés de 600 litros, donde se mantiene en contacto con las lías finas.
Crianza: 14 meses en “bocoyes” (grandes barricas) nuevos de roble francés de 600 litros, con tostados ligeros.
“EL RECIO”
Viñedo: Selección de viñedos de hasta 90 años con producción limitada, asentados en suelos arenosos con alto componente pedregoso granítico y cultivados de forma natural.
Elaboración: Maceración durante 14 días. Fermentación espontánea en depósitos de hormigón de 15.000 kg con levaduras autóctonas. La fermentación maloláctica se realiza en estos mismos depósitos.
Crianza: 14 meses en barricas de roble francés y del Este de segundo uso
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