EL ANCIANO REY DE LOS VINOS

Cuenta una leyenda, que hace mucho, mucho tiempo, un caballero se detuvo a paliar su sed en esta emblemática taberna, fue tal su admiración por el lugar, que quedó grabado con ardor en su memoria, y tras mucho errar por los caminos de la vida, a todo aquel que le quiso escucharle hablaba de ella. De los “maravillosos vinos” que deleitaron su paladar, de la “extraordinaria gastronomía” que sació su hambre, y de la magia natural que consiguió hechizarle.

El Anciano Rey de los vinos, recrea así su centenaria historia.

Sus azulejos de colores, sus altos techos, las columnas labradas, su fachada roja, sus lámparas centenarias, el espejo que engalana el local,rescatado de una vieja taberna en ruinas de la calle trafalgar en 1909, todo ese conjunto de beldad nos indica que estamos en una típica taberna madrileña.

Un lugar donde el pasado se mezcla con el presente, donde cualquier ciudadano del mundo encuentra su lugar, y el caballero errante que allí habita sale a recibirte con gallardía, incitándote a degustar los excelentes vinos y exquisitos manjares…
Y ya puestos, unas galletitas con un vino dulce, tradición de la casa desde tiempos inmemorables…

Aprovecho desde hace años, cuando estoy en Madrid a salir de “cañitas” antes de comer. Recalo una y otra vez en el local, como si de un pecado se tratara, el ambiente me transporta a otras épocas, mientras me tomo el vermut, acompañado del aperitivo que nunca falta. 

Situado en la calle Bailén, 19, a los pies del Palacio Real, invita a degustar las tapas clásicas, su vermut y el encanto de uno de los rincones clásicos de Madrid.
La taberna conserva las características típicas de toda taberna antigua. Tiene las puertas rojas, lo cual era un símbolo que en épocas pasadas invitaba a entrar a consumir únicamente vino. Actualmente es un sitio ideal para comer o sencillamente tapear en el centro de Madrid.